Argentina, con sus tangos, paisajes y cultura vibrante, fue un oasis de rejuvenecimiento. Pero al volver, me encontré atrapada en un torbellino de apatía y aburrimiento. Cada correo, reunión y tarea parecía monótona. Mis pensamientos anhelaban los momentos tranquilos en Buenos Aires.
Era enero de 2012, luego de unas vacaciones llenas de muchas emociones, ahí me hallaba de nuevo escuchando el despertador que me recordaba el regreso a la rutina y los primeros pensamientos, notablemente negativos, me recordaban lo infeliz que m sentía. Además, me hallaba en tal espiral que tenía la sensación de que todo iba mal en mi vida y que no tendría la suficiente fuerza y energía para encarar la realidad.
El retorno de las vacaciones puede estar teñido con lo que se conoce como «depresión postvacacional». En esta entrada, abordaré esta condición, sus síntomas y cómo la superé.
La Depresión Postvacacional: Un Fenómeno Real
Cuando el término «depresión postvacacional» se teclea en buscadores, refleja un fenómeno ampliamente experimentado, pero a menudo malentendido. A medida que los días de descanso terminan y la rutina laboral se avecina, muchos individuos sienten un malestar profundo.
La depresión postvacacional es un conjunto de síntomas experimentados tras un período de descanso o vacaciones que no está clasificada como una enfermedad clínica. Sin embargo, pese a que a menudo es minimizada, puede tener un impacto profundo en nuestra vida diaria y productividad.
Puede parecer una frase de moda o un lujo reservado para quienes tienen «tiempo» de sentir estos efectos. Sin embargo, es un fenómeno real. Tras un período de desconexión y relax, la reintegración a la rutina puede manifestarse en síntomas de desánimo, irritabilidad y falta de motivación.
Síntomas Comunes de la Depresión Postvacacional
Este fenómeno puede manifestarse en:
- Fatiga constante, incluso después de haber descansado adecuadamente
- Insomnio o trastornos del sueño
- Irritabilidad con todas las situaciones que se salen de lo esperado
- Sensación de tristeza y apatía
- Dificultad para concentrarse
- Anhelo constante por las vacaciones pasadas
Todo esto ocurre porque durante el tiempo que se está fuera de la oficina y las obligaciones diarias, el cuerpo se relaja y entra en un estado en el que no se es consciente de que lo vivido es temporal y tendemos a idealizar esta experiencia fantaseando estar así el resto de la vida, como si de una vida de ricos se tratase.
Obviamente, hay cambios en la alimentación, en las horas de dormir y en todas las rutinas que se tenían planificadas, lo que cuesta aún más trabajo para recuperar la cotidianidad, llevando a la persona a sentirse muchas veces apática de la realidad. Es la misma sensación que se experimenta cuando se retoma el gimnasio luego de algunas semanas sin ir.
Incluso, el no estar atento a estos síntomas y negarse a recuperar la cotidianidad, puede llevar a otras afecciones de salud como puede ser: alteraciones hormonales debido al estrés crónico; problemas digestivos por mantener una alimentación copiosa y desequilibrada; dolencias físicas como tensión muscular, dolor de cabeza o dolores estomacales; sedentarismo por la falta de actividad física; sistema inmunológico debilitado haciéndolo más susceptible a enfermedades.
¿Cómo lo Superé?
Por suerte o desgracia (según desde donde se observe), somos seres de hábitos, sin embargo, la buena noticia es que nuestro cerebro tiene la capacidad de adaptarse rápidamente a las nuevas circunstancias con un poco de voluntad y esfuerzo, muchas veces podemos lograrlo solos y otras veces necesitaremos un apoyo extra que nunca está de más.
Confieso que las acciones que te menciono a continuación me costaron un poco porque para aquel entonces no contaba con los recursos que hoy día tengo, pero por suerte, tenía una red de apoyo que me permitieron superar con prontitud el estado en el que me encontraba.
- Reconocimiento: Acepté mis sentimientos sin juzgarme. Era normal sentirme así después de unas vacaciones tan especiales.
- Planificación Gradual: En lugar de sumergirme de lleno en el trabajo, me reintegré gradualmente, dándome tiempo para adaptarme.
- Mantener Vivos los Recuerdos: Compartí mis experiencias con colegas y amigos, lo que me permitió revivir esos momentos felices sin sentirme atrapado por ellos.
- Establecimiento de Nuevas Metas: Definí nuevos objetivos para mantenerme motivado y con un propósito claro en mi trabajo.
Consejos que te funcionarán
Ahora, y luego de mucha preparación en el tema, quiero apoyarte para que tu regreso a la cotidianidad no te haga perder momentos inolvidables que siguen presente en tu vida, y que seguro no logras reconocerlos porque tu mente nublada te invita a la negatividad.
- Establece Límites: Al regresar, asigna períodos específicos para correos y reuniones, permitiendo espacios de respiro.
- Prioriza el Bienestar: Invierte tiempo en actividades de autocuidado, ya sea meditación, ejercicio o simplemente lectura.
- Delega Estratégicamente: Apoyarte en el equipo es signo de fortaleza, no de debilidad. Permite que tus colaboradores asuman responsabilidades mientras te adaptas.
- Ejercicios de reflexión: Dedica tiempo para procesar tus vacaciones, ya sea escribiendo en un diario, meditando o hablando con amigos.
- Mentoría y Redes de Apoyo: Hablar con pares y mentores puede ofrecer perspectivas y consejos valiosos. Además, en muchos casos, cuando se verbaliza lo que se siente y por lo que se está pasando, con la persona adecuada, ayuda a resignificar las vivencias.
Adicionalmente, dentro de tus posibilidades evita incorporarte a trabajar al día siguiente de finalizar tus vacaciones, un día extra te ayudará a organizarte mejor y empezar con calma este curso de tu vida.
Ten paciencia durante el proceso, toma en cuenta que algunas personas demoran más tiempo que otras y no tiene nada de malo decirles a las personas más cercanas cómo te estas sintiendo y cómo ellas pueden ser de gran ayuda para avanzar.
No estás solo en esto
La depresión postvacacional, aunque desafiante, ofrece una oportunidad para el autodescubrimiento y el crecimiento. En lo particular, enfrentarla me permitió redefinir aspectos de mi vida laboral y personal que tenía descuidados y establecer un equilibrio más saludable entre trabajo y descanso.
En un mundo donde se nos exige constantemente rendir al máximo, reconocer nuestras vulnerabilidades y trabajar en ellas puede ser nuestro mayor acto de liderazgo para ser mejores personas y profesionales. Recuerda que no estas solo y siempre existen profesionales que están dispuestos a ayudarte.